La plataforma construida sobre el Gran Cañón del Colorado, Arizona (EEUU), fue presentada y estrenada por dos astronautas, mientras continuaba la polémica suscitada sobre su construcción en territorio de la reserva india de la tribu hualapai.
Se llama Skywalk (en español, "Paseo por el cielo"), lo cual explica que para estrenar esta plataforma, fabricada en acero y cristal, que sirve de mirador sobre el Cañón del Colorado, se eligiera a dos astronautas: nadie mejor que ellos conoce los pormenores de un "paseo espacial".
Buzz Aldrin, uno de los tripulantes del Apollo 11 que caminó sobre la luna, y John Herrington, el primer astronauta nativo americano en salir al espacio, perteneciente a la tribu de los Chicasaw, fueron los primeros en disfrutar de la experiencia. "Esta plataforma es el futuro de la esperanza", dijo Aldrin, mientras paseaba por el mirador y hacía alusión a la belleza de las vistas.
El responsable de la plataforma, su ideólogo, fue el empresario de la construcción David Jin, que viajó desde las Vegas en 1996 para acordar la construcción de esta plataforma con el jefe de la tribu hualapai. El trato era sencillo: él construye en su territorio, les cede posteriormente la propiedad para que utilicen la plataforma como fuente de ingresos y Jin se queda con el 25% de las ganancias procedentes del turismo.
Un paseo por el cielo cuesta 25 dólares, a lo cual se añade el aparcamiento y la casi obligada visita a la tienda de recuerdos, en la que Jin calculaba que cada persona invertiría una media de 75 dólares. Esa cifra debía multiplicarse por el cerca de medio millón de turistas anuales que espera la atracción.
La polémica está presente en esta plataforma de todas las maneras posibles y atañe tanto a su seguridad como obra arquitectónica como a su emplazamiento en territorio indígena. Según su arquitecto, Mark Johnson, el mirador, situado a 1,3 kilómetros sobre el cauce del río Colorado, está diseñado para soportar el peso de varios cientos de personas y hacer frente a vientos de 160 kilómetros por hora.
Quizá por eso la ceremonia de inaguración comenzara con un ritual indio en el que la tribu de los hualapai bendecía al nuevo mirador, que será una importante fuente de riqueza para la tribu de cerca de 2.200 habitantes. De ellos, la mayoría están desempleados y viven por debajo del nivel de la pobreza.
Sin embargo, no siempre llueve a gusto de todos, y algunos de los indios nativos hualapai no están de acuerdo con la construcción de esta plataforma en su territorio, porque rompe con la tradición, según declararon algunos de estos indígenas a la CNN.
Los visitantes, que opten por pasear por las alturas, deben hacer acopio de valentía. Primero, para enfrentarse a las alturas y después, ante el riesgo de desatar la ira de los dioses de los antepasados hualapai, que como dicen algunos indígenas: "No creo que derramaran sangre por su tierra para que luego se construyera en ella esta plataforma".
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