LA ZONA ANIMAL : El experimento de Jacqueline Traide


Ante la mirada aterrorizada de la gente, Jacqueline Traide, una activista de 24 años, sintió en carne propia el dolor que sufren los animales al someterlos a experimentos para probar cosméticos.






En Regen Street, una de las calles más conocidas de Londres, Traide se ofreció para realizar una representación en la tienda cosmética Lush, para que la gente pudiera ver lo que sienten los animales cuando se experimenta con ellos.


Ratones, conejos, perros y hasta monos, son bancos de experimentos con el fin de mejorar los medicamentos que se le suministraran a humanos o bien, con objetivos menos loables, para testear maquillajes y cosméticos

lush3

La piel de los animales se transforma en el banco de experimentos de cientos de laboratorios de todo el mundo para que los productos sean aceptados como ‘dermatológicamente testeados’.


Ante las torturas a las que son sometidos, la artista y proteccionista inglesa aplicó sobre su propia persona los experimentos por los que atraviesan muchos animales. 

La principal diferencia radica en que la artista, tras la presentación y las torturas, regresó a su casa. Los animales, luego de servir a la ciencia o la cosmética, son sacrificados. 

Jaqueline Trade, se sometió durante diez horas delante de  una vidriera a los experimentos que sufren los animales en los laboratorios de todo el mundo. 

lush




Después de comer, le llenaron la cabeza de electrodos y durante 10 horas probaron en su cuerpo todo tipo de lociones y tratamientos  y hasta le quitaron pedazos de cabello.

La joven fue inyectada varias veces, hasta que su brazo sangro; fue rapada en una parte de su cabeza, se le sujetaron dos ganchos a la boca para obligarla a que la tuviera abierta y se la obligó a tragar comida, luego se le aplicaron líquidos irritantes en sus ojos, y se la arrastro con una cuerda. 


Según el sitio web schanuzi.com, la hora de comer para Traide fue sin duda la más dolorosa de su vida. Con una soga atada al cuello era arrastrada hacia un banco, su cara solo reflejaba terror. 

La gente que pasaba se detenía horrorizada al observar tan impactante espectáculo.



Miles de compradores, y turistas estaban horrorizados con la escena, filmaban, tomaban fotos y llamaban a sus conocidos. 

El horror era parte de un espectáculo, aun cuando el mismo horror viven los animales de laboratorio sin que a nadie sorprenda. 

Jacqueline se ofreció como voluntaria para realizar la campaña destinada a llamar la atención sobre los maltratos que se les infringen a los animales cuando se le realizan estas pruebas en los laboratorios.


“Espero plantar la semilla de una nueva conciencia en la gente para que cuando salga a comprar piense en lo que realmente pasa cuando se producen ciertos tipos de cosméticos”, explicó aún adolorida Traide.





Más:







No hay comentarios:

Publicar un comentario

DEJA TU COMENTARIO