A tan solo un kilómetro de distancia del lugar, el 18 de diciembre de 2013, Dolores R. perdía la vida degollada en plena calle, el grupo de Homicidios de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Málaga daba por cerrado el caso en febrero de 2014.
Los agentes irrumpían en un inmueble del número 4 de la Avenida del Mediterráneo de Rincón de la Victoria y, tras más de cuatro horas de registro, detenían a Asunción M. N., una amiga de la víctima que supuestamente le cortó el cuello porque le exigía el pago de 5.000 euros por la venta de unas joyas.
Los agentes, precisamente, recuperaron un valioso reloj que presumiblemente era de la fallecida. Un hallazgo que provocó que la detenida se derrotara, como dicen en el argot policial, y mostrara un único deseo: «Que no salga mi cara».
Aunque se llegó a publicar que el crimen podía ser el desenlace de un robo que se complicó, las pesquisas siempre se centraron en el entorno de la víctima y en la valiosa información del registro de llamadas recibidas por Dolores, quien a sus 69 años seguía con su negocio de compraventa de joyas.
El análisis del mismo permitió focalizar las indagaciones en las personas que habían contactado con ella en los últimos días, ya que de las declaraciones de los testigos se desprendía que agresora y víctima se conocían y que posiblemente se habían citado en el lugar del crimen.
Éste se produjo en el paseo marítimo Blas Infante del núcleo poblacional de Cala del Moral, donde Dolores había sido vista en compañía de otra mujer caminando por el lugar y tomando un café. Ambas se sentaron en un banco y, tras cruzar unas palabras, la anciana cayó al suelo con el cuello seccionado.
Asunción M. N., en el centro y con gafas, fue detenida como presunta autora del crimen de Dolores. ABC
La agresora huyó del lugar a paso ligero y las personas que se encontraban en el lugar paseando, haciendo deporte o tomando algo, únicamente se percataron de que algo había ocurrido cuando la fallecida se desplomó.
El corte le seccionó un vaso vital y la mujer se desangró con gran rapidez. Cuando los agentes y los servicios sanitarios llegaron al lugar, nada pudieron hacer para salvar su vida.
Una joven que observó la escena señaló que la autora se levantó del banco donde había estado sentada con la fallecida tapándose la cara para no ser vista por los viandantes. Era lógico que actuara así, vivía a tan solo cinco minutos andando.
Paralelamente al trabajo de campo del grupo de Homicidios, los expertos del Laboratorio Criminalistico mandaron a analizar una serie de vestigios biológicos recogidos en la escena del crimen –ADN y huellas- que han sido claves para descartar sospechosas.
Los agentes llegaron así hasta Asunción, una amiga de Dolores que se había trasladado desde la capital malagueña a Rincón de la Victoria hacía algo más de un año. La investigación desveló que esta mujer, cuyo aspecto –rubia y con el pelo corto- coincidía con la descripción de la agresora aportada por los testigos, debía a la fallecida unos 5.000 euros por joyas que le había adquirido.
Este fue el móvil que, según los responsables del caso, supuestamente la empujó a matar a la anciana en plena calle. Una acción criminal que, fuentes cercanas al caso, no fue impulsiva, pues Asunción acudió a la cita armada.
Las citadas fuentes explicaron, una vez los agentes entraron en su casa y comenzaron a registrarla, se mostró tranquila. Comenzó a colaborar con los agentes cuando vio que no tenía salida.
Este hecho se produjo después de que localizaran ropa similar a la que vestía la agresora y cuando los investigadores descubrían un valioso reloj que presuntamente era propiedad de su amiga Dolores. «Que no salga mi cara», dijo en ese momento tras advertir la presencia de los medios gráficos a las puertas de la vivienda, que comprobó cuando fue llevada a un trastero para ampliar el registro.
Asunción salió del inmueble esposada en torno a las dos de la tarde. Una chaqueta ocultaba su rostro, pero no pudo acallar el eco de algunos vecinos que se aproximaban a ella gritándole «¡asesina!».
No hay comentarios:
Publicar un comentario
DEJA TU COMENTARIO