Una mujer murió tras varias operaciones de reducción de estómago después de estar ingresada 14 meses en el centro hospitalario Infanta Elena, de Huelva. Además de pasar 19 veces por el quirófano debido a múltiples complicaciones
La familia de María Gema Soriano Salvatella ha presentado una denuncia en el Juzgado de Instrucción número tres de Huelva acusando de negligencia a un médico, al Servicio de Cirugía y al propio hospital Infanta Elena, además de al Servicio Andaluz de Salud, por la muerte de esta paciente el pasado 17 de mayo tras pasar catorce meses en el hospital, tiempo en el que fue intervenida diecinueve veces tras entrar en el centro hospitalario el 14 de marzo de 2007 para efectuarse una operación de reducción de estómago.
Para el marido de la difunta, Eduardo Iglesias, el tiempo que pasó su mujer en el hospital "fue un auténtico infierno, ya que desde la primera intervención comenzó a encontrarse muy mal, sin apenas comer en ese tiempo y con vómitos contínuos".
A lo largo de ese tiempo, el marido de María Gema, que estuvo viviendo prácticamente todo ese tiempo en el hospital, pidió el traslado al Virgen del Rocío, sin resultado positivo, al mismo tiempo que solicitó la presencia de un psicólogo, un fisioterapeuta y un nutricionista, "ya que veía que mi mujer se encontraba cada día peor, sin poder apenas moverse”.
Según el relato de Eduardo Iglesias, el psicólogo apareció por la habitación once meses después de solicitarlo, al igual que el fisioterapeuta, sin que en ningún momento apareciera por el lugar el nutricionista.
A lo largo de todo este tiempo, según el marido de la difunta, los médicos le decían que la situación por la que pasaba su mujer era lo habitual, y que estaban haciendo todo lo posible para que se mejorara. Pasan los meses y entre operación y operación, en agosto de 2007 María Gema tiene que permanecer en la
En este tiempo María Gema recibe el alta en cuatro ocasiones, siendo el mayor tiempo que pasa en casa cuatro días, ya que en tres de estos periodos tiene que volver a ingresar en el mismo día.
Según Eduardo Iglesias, que sólo tiene palabras de agradecimiento para los trabajadores de la planta en donde se encontraba su mujer, excepción hecha de los doctores contra quienes va la denuncia, su mujer acabó pesando unos setenta kilos en el momento de su muerte, cuando entró en el hospital con 193.
En la denuncia se da cuenta de que en ocasiones los facultativos reconocieron errores médicos a los familiares de la paciente y que todos los episodios que se denuncian tienen que estar recogidos en el historial médico, por lo que pide al juez que los solicite al hospital, a la vez que "demandamos que se practique una autopsia detallada de la fallecida, en la cual se expliquen las causas del fallecimiento, el estado de sus órganos internos y que se determine con ello si hay responsabilidad por alguien y si ha existido negligencia médica".
Eduardo Iglesias, el marido de la difunta, pide que se haga justicia y que si alguien tiene que pagar por ello que lo haga, "yo ya he perdido a mi mujer y mis hijos ya no tienen una madre".
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