Hace años, Gemtasu, el jefe de la tribu, momificó con sus propias manos el cuerpo de su padre, Moymango. Ahora ha hecho traer sus restos, deteriorados por la humedad, para repararlos.
Gemtasu sufrió un duro golpe cuando su hija murió de forma inesperada.
La tribu cree que el suceso fue obra de los voraces espíritus del suelo.
Las gentes de Koke cuentan que estos son los restos de un gran guerrero, pero su estirpe se extinguió y ya ni los más viejos recuerdan su nombre ni sus hazañas.
El café es la mayor riqueza natural de la región de Morobe, donde viven los kukukuku. Estos granos se han convertido en el principal vínculo de la tribu con el mundo exterior, ya que poco a poco se animan a recolectarlos y a desplazarse a núcleos civilizados para venderlos.
La aldea de Koke, donde viven los kukukuku, está situada a 1.500 m de altitud, a 13 km de la pista de aterrizaje más cercana. Fue descubierta en 1936 por la antropóloga británica Beatrice Blackwood.
Sirviéndose de un cerdo, los ancianos enseñan a los jóvenes cómo se secan los cadáveres, ahumándolos hasta hacerles perder el agua y la grasa.
Según las leyendas locales, las momias vigilan el sueño de los habitantes de la aldea, para impedir que los malos espíritus se apoderen de sus mentes durante la noche.
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