La zona cerebro: DAÑOS CEREBRALES DEL CANNABIS

Unos 400.000 jóvenes españoles de entre 14 y 18 años ha consumido cannabis en el último mes y el 2,2% de todos los adolescentes que consumen esta droga habitualmente -unos 40.000- presentan ya un consumo problemático.

Así se recoge en el II Informe sobre el cannabis, presentado por la Delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya, quien ha destacado la "marcada" tendencia a la bajada en los consumos de esta sustancia, aunque las tasas entre los adolescentes siguen siendo muy elevadas.

El cannabis es la droga ilegal que más precozmente se empieza a tomar (14,5 años de media en España) y con mucha frecuencia, aunque no siempre, su consumo lleva al de otras sustancias. El informe, elaborado por la Comisión Clínica integrada por profesionales de distintos ámbitos, pone también de relieve que entre un 7 y un 10% de personas que han probado alguna vez el cannabis tienen riesgo de desarrollar un trastorno de dependencia. Además, un 35,2% de los jóvenes españoles, de entre 14 y 18 años, ha consumido esta droga alguna vez en su vida.

Moya ha señalado que las incautaciones realizadas en España representaron el 50% del total incautado a nivel mundial, ocupando, una vez más, el primer puesto del ránking de países en incautaciones de resina de cannabis.
Crea dependencia a medio y largo plazo
El informe actualiza los datos epidemiológicos de la primera edición, publicada en 2006, y recoge las últimas evidencias científicas sobre los efectos clínicos y toxicológicos del consumo de esta sustancia para la salud. Amparo Sánchez, miembro de la comisión Clínica, ha advertido de que el cannabis es una droga y como tal se comporta en el cerebro, produciendo cierto bienestar al principio, pero dependencia a medio y largo plazo.

Ha señalado que la edad de inicio en el consumo es un factor determinante en la evolución de los efectos de esta droga sobre la salud y ha destacado que "la adolescencia es un periodo crucial". Los estudios disponibles demuestran que su consumo aumenta el riesgo de problemas sociales, está "claramente vinculado" al fracaso escolar y produce alteraciones en el sistema nervioso central.
Su uso a diario y durante periodos prolongados provoca cambios estructurales y daños severos en el tejido cerebral, que pueden traducirse en deficiencias en la memoria, la atención, resolución de problemas, capacidad psicomotora y la velocidad de procesamiento de la información. Sánchez ha explicado que la alteración de la capacidad psicomotora aumenta el riesgo de tener accidentes de tráfico. Existen estudios que ponen de manifiesto que el consumo de esta droga una hora antes de tener un accidentes multiplica por tres el riesgo de ingreso hospitalario o de fallecer.

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