La zona Histórica: Agripina y Marco Calpurnio


Este busto de Agripina la Menor apareció en "El Cumbrillar" o "Las estaquillas", Villalba del Alcor, Huelva.

Mármol blanco. Altura máxima, 41 cm.; anchura máxima, 23 cm.; longitud máxima, 22 cm. Siglos I - II d.C.

Pieza ejecutada para ser encajada en una estatua o busto. Presenta un rostro redondeado, con boca de labios pequeños y grandes ojos. El peinado está dispuesto en la parte delantera a base de ondulaciones, a ambos lados de una raya central, que se resuelven a su vez sobre la frente en otros pequeños rizos en forma de caracol.

Éstos están elaborados de forma monótona, con uso claro del trépano en la parte central.

Actualmente se halla en el Museo Arquelógico de Huelva.




Resto de Sillar o Miliario perteneciente a la Vía Augusta ubicado en las inmediaciones del municipio.


INSCRIPCIÓN ROMANA CONSAGRADA A LA DIOSA JUNO REGINA EN LA LÁPIDA DE MARCO CALPURNIO

Este pedestal de mármol blanco, con unas medidas aproximadas de 110 x 54 cm, sobre el que estaría colocada la estatua de la diosa Juno, desaparecida en nuestros días, se encuentra actualmente en el interior de la Iglesia de Villalba del Alcor (Huelva).

Justificar a ambos lados
Inscripción de época romana dedicada a la diosa Juno Regina que se encuentra situada dentro de la Iglesia Parroquial de San Bartolomé de Villalba del Alcor, en una pequeña celda a la derecha del altar, aunque anteriormente estuvo colocada en el patio. Se trata de un pedestal de mármol blanco, con unas medidas aproximadas de 110 x 54 cm., sobre el que estaría colocada la estatua de la diosa Juno desaparecida en nuestros días.

La piedra ha perdido algunos fragmentos y tiene varias grietas, pero la inscripción se puede leer maravillosamente completa, presentándose escrita en letra capital actuaria.

No sabemos con exactitud de dónde procede, ni cómo ni cuándo llegó al templo, pero sí que ya era conocida en el siglo XVII, cuando fue editada y comentada por el arqueólogo utrerano Rodrigo Caro (1573-1647), célebre por su “Oda a las ruinas de Itálica”.

Rodrigo Caro

También aparece citada por el Padre Jesuita Martín de Roa, en su obra de 1629 Écija sus santos y su antigüedad eclesiástica y seglar, donde dice textualmente:

“En Villalva, nueve leguas de Sevilla, en la Iglesia mayor hay una dedicación a la diosa Juno... “ y ya más recientemente, en 1990, ha sido estudiada por el profesor de la Universidad de Sevilla, Julián González, en su libro Corpus de Inscripciones latinas de Andalucía.


El texto latino de la inscripción reza textualmente:
IVNONI·REGINAE
M·CALPVRNIVS·M·F·
GAL·SENECA·FABIVS·TVRPIO
SENTINATIANVS·PRIMVS·PILVS·
LEGIONIS·PRIMAE·ADIVTRICIS·
PROCVRATOR·PROVINCIAE·LVSI
TANIAE·ET·VETTONIAE·PRAEFECT
CLASSIS·PRAETORIAE·RAVENNA
TIS·EX·ARGENTI·LIBRIS·CENTVM
D D
SVCONIA·C·F·RVSTICA·VXOR·EPV
LO·DATO·VTRIVSQVE· SEXVS·DEDIC


Nos encontramos con una inscripción honoraria, consagrada a la diosa romana Juno por parte de un dedicante, que es un ciudadano romano perteneciente al orden ecuestre, según la descripción de los cargos que fue desempeñando durante su vida.

Busto de Agripina.


La divinidad a la que está consagrada la inscripción es Juno, una diosa de la antigua Italia, protectora de la mujer, de la maternidad y del matrimonio, venerada bajo diversos nombres: virginalis, matronalis, regina, lucina, etc.

Identificada más tarde con la diosa griega Hera, fue la protectora del estado romano y la reina de los dioses (Juno Regina).

Fue venerada en el Capitolio, formando la Tríada Capitolina junto con Júpiter y Minerva. A ella estaba dedicado el mes de Junio y se le consagraban el cuervo, el pavo real y la granada.

En la iconografía Juno aparece como una mujer imponente, majestuosa y digna. Suele llevar una diadema o un velo en la cabeza y puede estar representada sentada en un trono o bien de pie, con un cetro y una granada en la mano.

Nada sabemos de cómo pudo ser la estatua que se encontraba sobre nuestro pedestal, salvo que se realizó una ofrenda de cien libras de plata para la construcción de dicha imagen, lo cual nos parece una cantidad considerable, teniendo en cuenta que podría equivaler a un peso aproximado de cincuenta kilogramos.

Diosa Juno

En cuanto al dedicante, Marco Calpurnio Sentinatiano, sabemos que fue ciudadano romano por su filiación: hijo de Marco, es decir, fruto del matrimonio legítimo de su padre.

Sabemos que perteneció a la tribu Galeria: una de las cuatro tribus de Hispania a la que también pertenecieron algunas ciudades de la Bética, de la Lusitania y de la tarraconense, que fueron fundadas por el emperador Augusto.

Y también podemos suponer que perteneció al Orden ecuestre según los cargos civiles y militares que desarrolló. Los “equites” o caballeros formaban en la Roma antigua un grupo social jurídicamente formalizado, de acceso restringido y con un patrimonio mínimo evaluado en unos 400.000 sestercios, aproximadamente.

Asimismo sabemos que M. Calpurnio estaba casado con Suconia Rústica, ciudadana romana (hija de Gayo), que aparece como “uxor”, es decir, como esposa, según el derecho de matrimonio reconocido por el Derecho Romano.

Y es ella la encargada de organizar un banquete público, un convite sagrado al que fueron invitados tanto hombres como mujeres para celebrar la dedicación de la estatua consagrada a la diosa Juno, protectora de la mujer y del matrimonio.


La gran importancia que debió tener en su época Marco Calpurnio viene reflejada en la propia inscripción cuando se enumeran los diversos e importantes cargos que fue ocupando a lo largo de su carrera (el “cursus honorum” latino): Primipilo de la Legión I Adiutrix. Procurador de la Provincia Lusitania y Vettonia, Prefecto de la flota pretoria de Rávena.

La inscripción se puede datar en el primer tercio del siglo II d.C. (antes del año 134 d.C.), y está escrita con letra capital actuaria y en un perfecto latín clásico.

Cabe suponer que este conjunto escultórico debió estar situado en su origen en un foro o plaza pública junto con otros monumentos, templos, termas, teatro, anfiteatro, propios de la cultura romana.



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