LA ZONA NEGRA : El caso de los bebés congelados de Pilas


Nadie, ni siquiera su marido, le había notado el embarazo. De ser cierto lo que dijo a la Guardia Civil, habría llegado al séptimo u octavo mes de gestación sin que ninguna persona de su entorno lo percibiera. "Bien es verdad que en los dos anteriores tampoco tuvo mucha barriga, pero sabíamos que estaba embarazada. 
Que nadie se diera cuenta esta vez es muy raro". 
      

En el vecindario nadie la vio engordar, ni notó un cambio en su manera de vestir, ni nada extraño en su comportamiento que delatara que estaba encinta por tercera vez. 

Por eso, y por el perfil discreto de la protagonista de esta macabra historia, la noticia del hallazgo de un bebé en un congelador causo tanta conmoción como sorpresa en Pilas



En la calle Beatriz de Cabrera, en cuyo número 51 se produjo el hallazgo, se generaban tertulias y corrillos. Quien pasaba por la calle no se resistía a echar una mirada a la puerta de la casa, abierta, y a comentar lo ocurrido con el primer vecino que se encuentra. 

"No he podido dormir en toda la noche, dándole vueltas y más vueltas", dice una joven madre mientras sostiene a su hijo en brazos. "Yo igual, hija, no sé qué ha podido pasar ahí para que hicieran eso", responde otra mujer, mayor. "No sabemos nada. Nada. Lo único que puedo decir, y lo corroborará todo el mundo aquí, es que es una familia muy normal la que vive en esa casa, que nunca se había oído que hubiera ahí ningún problema", apuntaba otro vecino, más cauto. 



Lo que sí vieron todos fue cómo Sara L. H., la mujer de 35 años que vive en la casa donde apareció el bebé, llegó esposada y custodiada por la Guardia Civil a la vivienda, al filo de las nueve y media de la noche del viernes 9 de noviembre. 

Llegó vestida con una bata blanca, su uniforme de trabajo en un centro de la tercera edad de otro municipio del Aljarafe

Media hora más tarde, salía de nuevo de la vivienda y era introducida en un vehículo por los agentes. "La calle estaba completamente cortada y llena de guardias civiles. Dicen que la estaban esperando en cada esquina del pueblo para detenerla cuando llegara del trabajo". 



Horas más tarde, en el cuartel de Montequinto, Sara admitió a la Guardia Civil que el niño encontrado en el congelador de su casa era suyo. Así lo explicó el alcalde de Pilas, Jesús María Sánchez, que confirmó la detención de la mujer y relató que su marido, Francisco Antonio H. L., avisó a un hermano suyo, bombero cuando descubrió el cadáver en el congelador. 

Paralela a esa llamada, una tía del marido -que le ha criado y ejercía de abuela para sus hijos- había avisado al servicio de emergencias 112 alertando de que se iba a quitar la vida tras encontrarse al niño envuelto en unos plásticos en la nevera. 

El juez de Sanlúcar la Mayor encargado del caso decretó el secreto de sumario, por lo que apenas trascendió nada de las investigaciones. Fuentes del caso aseguraron que el bebé no presentaba aparentemente ningún signo de violencia. 



Por ello, una de las teorías que cobraba cierta solidez es que naciera muerto y la mujer lo introdujera en el congelador a la espera de deshacerse de él más adelante. La autopsia al cadáver, se realizó en las dependencias del Instituto de Medicina Legal de Sevilla

El martes 27 de Noviembre, la Policía comunicó el hallazgo de un segundo feto en un segundo congelador en la vivienda donde apareció el primero.



Al día siguiente, agentes del  Instituto Armado y efectivos del Cuerpo de Bomberos se trasladaron  hasta una finca de la familia ubicada en un olivar en la carretera  que une Pilas con Villamanrique de la Condesa a fin de realizar un  registro en la misma y en un pozo allí ubicado, aunque fuentes de la  investigación subrayaron a Europa Press que este registro solo  tenía por objeto descartar la presencia de más fetos ocultos. 

La finca, que se hallaba acordonada y precintada, ya fue objeto en la  jornada del martes 27, de una primera "inspección ocular", tras la que se  procedió a su registro, dirigido por el juez de Primera  Instancia e Instrucción de Sanlúcar la Mayor que dirige la  investigación en torno a este caso, y que ya envió a prisión imputada  por un delito de asesinato con alevosía a Sara L.H. 



Además de en dos fincas de la familia ubicadas en las afueras de  la localidad Pileña, la Guardia Civil tenía  previsto realizar un  registro en la vivienda de la madre de esta mujer, localizada en la  calle Santa María La Mayor y que también había sido ya precintada. 

Todos estos registros se producían después de que, el  marido de la imputada hallara en un arcón congelador de la casa que  ambos compartían un segundo bebé fallecido, aunque la mujer,  embarazada de ocho meses, declaró ante el juez que no recordaba  "nada" de un segundo embarazo. 


El alcalde de Pilas, comenta para la Prensa


Una mujer, con decenas de personas tras ella, increpa a Sara en el momento en que ésta abandonaba la calle Beatriz de Cabrera en ambulancia. Fuente.

Respecto al primero de los bebés hallados en un congelador de la  vivienda, donde la mujer convivía con su marido y dos hijos menores  de edad, la imputada dijo que este recién nacido "nació muerto" y  defendió que lo metió en el congelador donde posteriormente fue  hallado por su marido "porque no quería desprenderse de él" y en todo  caso "no por miedo a la Policía". 

Según el avance de la autopsia realizada al menor, éste nació con  vida 18 meses antes de que el marido de la mujer imputada lo  encontrara en el congelador mientras estaba limpiando la casa. 

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