Me abres tus brazos para nadar en un río de palabras.
Con el tacto de mis dedos monto a la grupa del tiempo.
Un cerebro de papel perfumado de recuerdos.
Un ángel que al batir sus alas escupe sabiduría.
Mi guardián nocturno siempre a mi diestra.
El guardián que me guía en secreto por las sombras.
Tus palabras la espuma; tus páginas mis olas.
Un tesoro en mi maleta, un diamante en mis manos.
Un río de palabras que me lleva al Olimpo de los sabios.
El cofre donde guardo mis fantasías.
Un lienzo donde plasmo la fe de mi mirada.
Mi viejo maestro y el Lazarillo de mis noches.
La despensa olvidada del corazón de los hombres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
DEJA TU COMENTARIO