La zona Roja : TENSIÓN OCULAR



¿Qué es la tensión del ojo?
La tensión ocular es el nombre coloquial de la presión intraocular, cuyas siglas son PIO. El ojo es un órgano aproximadamente esférico, pero no es sólido por dentro y las cubiertas no son demasiado rígidas, así que para conservar la forma esférica usa el mismo truco que el que usamos para darle forma a un balón o un globo.
Llenamos el interior de un fluido que está a más presión de la atmosférica. Si el fluido del interior está a mayor presión que lo que hay en el exterior, la cubierta se estira y adopta la forma (aproximada) de esfera.
El balón lo llenamos de aire, y debe estar a cierta presión para que mantenga bien la forma y no se deforme. En el ojo pasa algo parecido, sólo que dentro no hay aire.
Por tanto tenemos que el interior del ojo mantiene una presión por encima de la atmosférica. Recordando las clases de ciencias naturales de la escuela, la presión es igual a la fuerza entre la superficie, y en el sistema internacional se mide en Pascales (un Pascal es 1 Newton/m2).

Signos y Síntomas del Glaucama.
Un rasgo desafortunado del glaucoma es que no suele presentar síntomas o signos de advertencia hasta las etapas más avanzadas de la enfermedad.
A través de exámenes oculares regulares (cada dos años o más seguido para las personas en riesgo), el glaucoma se puede detectar en sus primeras etapas, lo que ayuda a prevenir daños a la visión.
En general, se observan los siguientes síntomas asociados con las diferentes formas de glaucoma:
Síntomas y signos de advertencia generales del glaucoma
El glaucoma causa una rápida elevación de la presión intraocular, que puede generar cualquiera de los siguientes síntomas:
  • visión nublada o con halos,
  • náuseas o dolor de cabeza,
  • sensibilidad a la luz (fotofobia),
  • parpadeo excesivo (blefaroespasmos),
  • ojos cruzados o desviados hacia afuera (estrabismo),
  • agrandamiento de un ojo con respecto al otro,
  • lagrimeo excesivo (epífora) y
  • visión disminuida (ambliopía).

Síntomas del glaucoma de ángulo abierto

La forma más habitual del glaucoma, el glaucoma de ángulo abierto, no presenta síntomas ni signos al principio. Sin embargo, el paciente comenzará a perder su visión periférica con el transcurso del tiempo.
Dado que este daño es irreversible, es extremadamente importante detectar el trastorno desde un comienzo mediante una prueba de glaucoma.
Si no se lo trata, el glaucoma de ángulo abierto terminará en la pérdida total de visión.
El glaucoma de ángulo abierto generalmente afecta a ambos ojos; comienza dañando las fibras de los nervios necesarias para la visión periférica.
Las personas que padecen glaucoma de ángulo abierto avanzado pueden tener una visión 20/20 si miran en línea recta hacia adelante pero tal vez registren zonas ciegas (escotomas) en el caso de imágenes que se encuentren fuera del centro del campo visual.
Finalmente, es posible que las fibras necesarias para la visión central también se pierdan, causando así la ceguera total.

Síntomas del glaucoma de ángulo cerrado

El glaucoma de ángulo cerrado se manifiesta cuando el iris bloquea el drenaje adecuado del líquido intraocular.
El glaucoma de ángulo cerrado puede progresar gradualmente sin manifestar ningún síntoma hasta mucho tiempo después de su inicio.
A diferencia de la forma de ángulo abierto, el glaucoma de ángulo cerrado a veces puede presentarse como ataques agudos, ya que la IOP se eleva rápidamente hasta un nivel peligroso.
Sin embargo, una forma específica del glaucoma de ángulo cerrado, denominada glaucoma agudo, progresa rápidamente y genera síntomas como: dolor ocular intenso, dolor de cabeza, visión borrosa, náuseas, vómitos y halos.
Si no se lo trata en cuestión de horas, el glaucoma agudo de ángulo cerrado puede ocasionar la pérdida permanente de la visión.

Síntomas del glaucoma de presión normal

El glaucoma de presión normal, también conocido como glaucoma de presión baja, es una patología única en la que el daño al nervio óptico y la pérdida de la visión se producen pese a que la tensión intraocular (IOP) sea normal.
El glaucoma de presión normal puede provocar la pérdida de la visión periférica. El trastorno es más habitual en mujeres que en hombres adultos, con un promedio de edad de 60 años.
Un factor de riesgo común del glaucoma de presión baja es la presión arterial baja.

Síntomas del glaucoma congénito

Un recién nacido o un niño pequeño con glaucoma congénito puede tener las córneas nubladas, sensibilidad a la luz, exceso de lágrimas y espasmos en los párpados.
El glaucoma congénito puede ser difícil de reconocer porque los niños a menudo tienen problemas para identificar los síntomas y los signos.
Consulte a un óptico pediatra si nota que su hijo tiene un ojo nublado, blanco, neblinoso, más grande o que parece sobresalido.
El glaucoma congénito es más habitual en niños que en niñas. Un óptico pediatra puede ayudarlo a diagnosticar los síntomas del glaucoma congénito y a planificar el tratamiento.
¿Qué valores de tensión ocular son normales?
La presión dentro del ojo suele situarse en torno a 15 mmHg, pero existe mucha variabilidad, de forma que se acepta un rango de normalidad de 5 mmHg hacia arriba o abajo.
Es decir, entre 10 y 20 mmHg se consideran tensiones normales.
Una presión intraocular alta se considera a partir de 21 mmHg, y una presión baja por debajo de 6 mmHg. Es muy importante entender la variabilidad, que muchas veces los pacientes no lo viven así. Es habitual que se compare con la tensión arterial, aunque no son comparables.
Una presión intraocular que suba de una vez a otra de 14 a 16 no tiene mucha importancia (siendo sinceros, ninguna), porque una diferencia de 2 mmHg estando en rangos de rigurosa normalidad, no es significativo.
Un aumento de tensión arterial sistólica (”la alta”) de 14 a 16 sí es significativo porque hay un cambio de 20 mmHg.
Por otra parte, y esto es muy importante, la presión intraocular no es un dato constante e invariable. Fluctúa a lo largo del día, y cambia por motivos tan aparentemente banales como aguantar la respiración o hacer fuerza con el párpado en el momento que le miden la presión intraocular.
Por otra parte, la medición de la presión no es exacta, y con el mejor sistema de medición, entre un oftalmólogo y otro la diferencia de medidas puede llegar a ser de 2 mmHg. Por lo tanto, es importante tener varias medidas de presión intraocular a lo largo del tiemo para hacernos una mejor idea.
¿Cómo mantenemos la tensión ocular?
Bien, dejemos los números y volvamos al ojo. Hemos dicho que un balón lo llenamos de aire para conseguir la presión deseada en el interior.
Pero ¿de qué se llena el ojo?. Ciertamente no es de aire.
La parte “noble” del ojo son las cubiertas, la cavidad interior como tal no tiene realmente un papel activo en la formación de la imagen. Por tanto, lo que rellena el ojo tiene dos funciones básicas: a) ser transparente para dejar pasar la luz a su través, y b) mantener la presión intraocular.
Los dos elementos que llenan el interior del ojo son el humor acuoso y el humor vítreo. El humor vítreo, cuerpo vítreo, o simplemente vítreo, apenas puede denominarse fluido.
Constituye la mayor parte del volumen interno del ojo, y es básicamente una malla tridimensional de proteínas y azúcares, con escasas células, y que tienen “atrapado” un buen volumen de agua.
No hay vasos sanquíneos activos ni nervios. O sea, que es principalmente un tejido bastante homogéneo que hace de sostén, y que es (en su mayor parte) transparente.
Apenas sufre recambio, a efectos prácticos se considera estable, no se forma ni se elimina. Debido a que el vítreo tiene una dinámica prácticamente nula, a efectos de mantener la presión del ojo no tiene casi importancia (excepto en un tratamiento concreto para el glaucoma, que ahora no viene al caso).
Por lo tanto, el responsable de la presión intraocular es necesariamente el otro elemento, el humor acuoso. El humor acuoso ocupa sólo la parte anterior del ojo, desde la córnea hasta el cristalino.
En volumen tiene menor importancia que el vítreo. Como su propio nombre indica, el humor acuoso es básicamente agua; se forma filtrando la sangre de las células, por lo que es en su gran mayoría agua, y disueltos en ella están varios elementos alimenticios, proteínas pequeñas, oxígeno, dióxido de carbono, etc.
Este fluido no se encuentra estanco, sino que se va recambiando continuamente. Se genera en una parte del ojo, circula por entre las estructuras, y se absorbe por otro lado.
Este constante movimiento permite que el acuoso esté siempre rico en oxígeno y nutrientes, por lo que cubre las necesidades de los tejidos que no tienen aporte sanguíneo, que son el cristalno y la parte interior de la córnea.
La producción de humor acuoso está equilibrada, de forma que la misma cantidad que se va formando, se va extrayendo. De este equilibrio depende la presión intraocular.
No conocemos los todos los detalles de este equilibrio, pero en la mayoría de los casos es muy eficaz. Debido a que la densidad del humor acuoso es prácticamente igual a la del agua, la presión dentro del acuoso se transmite al vítreo y a la parte posterior del ojo. Por eso, aunque el acuoso representa en volumen una minoría, condiciona la presión intraocular global.
Producción de acuoso: el cuerpo ciliar.
El humor acuoso se genera en una estructura llamada cuerpo ciliar. He hablado de éste en este artículo de introducción a la cirugía de cataratas.
Es la continuación natural del iris (realmente es la porción de úvea que está entre la coroides y el iris, pero no hace falta entrar tanto en la anatomía).
Dentro del cuerpo ciliar hay un músculo, pero lo que ahora nos interesa del cuerpo ciliar es la parte en contacto con el interior del ojo, concretamente lo que se llaman procesos ciliares (para los que le gusten los nombrecitos, también se denomina pars plicata).
Estos procesos ciliares constituyen la parte más anterior e interna del cuerpo ciliar, y son unas formaciones “arrugadas” detrás del iris, de donde salen los tendones (esas “cuerdecitas”) que sujetan el cristalino.

En esta imagen vemos el iris desde el interior del ojo. El iris como tal está representado en azul, y está rodeado por una especie de “verrugitas” marrones. Se ha quitado el cristalino y la zónula (las cuerdecitas) para verlo.

Y aquí arriba vemos los procesos ciliares a más aumento.
Esta imagen en grises es real, obtenida con el microscopio electrónico de barrido. La parte izquierda es el iris visto por dentro, y se termina en una línea de “montañitas” irregulares y abruptas, que son los procesos ciliares. Insisto de nuevo que para obtener estas imágenes hay que quitar el cristalino y los tendones que van de éste a los procesos ciliares.

¿Cómo circula el humor acuoso?
Tras salir de los procesos ciliares, el acuoso está en contacto con el cristalino y con la parte más anterior del vítreo. Un vítreo normal está sujeto a la retina (y a otra estructura llamada pars plana, que ahora no tiene importancia), de forma que no deja pasar el acuoso.

Pero si el vítreo falta o está desprendido, el acuoso tiene hueco para dirigirse a la parte posterior del ojo. Por lo tanto, aunque falte vítreo (o esté desprendido), el hueco queda bien relleno por el acuoso.

Por tanto, la permanencia del vítreo en el ojo no es necesaria para la visión.

De todas formas, lo habitual es que el acuoso se dirija hacia adelante. Se dirige por el espacio entre el cristalino (concrétamente por delante de la cápsula anterior) y el iris.

Pasa entonces por una de las partes más estrechas del recorrido, que es el borde de la pupila. La pupila es el agujero central del iris, y el borde de este agujero está muy cerca del cristalino.

De hecho, está en contacto en muchas ocasiones, y sólo se separan durante espacios cortos de tiempo, en los cuales fluye el humor acuoso. Este “paso estrecho” tendrá importancia en algunos glaucomas.

Una vez salvado este paso, el acuoso entra en la cámara anterior (que es el espacio entre la córnea y el iris. Aquí el acuoso difunde de atrás hacia adelante y del centro hacia los lados.
Aquí vemos un esquema donde se ve en flechitas el recorrido que hace el acuoso:
Salida del humor acuoso del ojo: Trabeculum y canal de Schlemm Como hemos dicho antes, el acuoso debe salir del ojo. Lo hace a través de unas estructuras existentes en una zona muy especial, donde se une la córnea con el iris.

Esta zona se llama
ángulo iridocorneal, y tiene mucha importancia. Como quiero explicarlo despacito y con dibujos, prefiero dejarlo para otro artículo, que éste ya me ha quedado muy denso.
¿Es malo tener tensión en el ojo?
Como hemos visto, no es malo. De hecho es necesario. Es lo mismo que pasa con otras cosas en medicina: no es malo tener colesterol, tensión arterial o próstata.

De hecho es obligatorio (excepto las mujeres, que no tienen próstata xD). Lo problemático es que las cifras de tensión arterial o colesterol estén por encima de lo normal, o que la próstata esté aumentada de tamaño.

El colesterol y la tensión arterial son necesarios para la vida.

Y de la misma manera, la tensión ocular es necesario para el funcionamiento del ojo. El problema surge cuando la presión intraocular está por encima de los parámetros normales.

De hecho, también es problemático (de hecho, suele ser más problemático) que la presión intraocular esté demasiado baja, pero esto no suele pasar casi nunca.

Cuando la presión intraocular está alta existe mayor riesgo de glaucoma. Pero ojo, no todas las tensiones oculares altas implican glaucoma, ni todos los glaucomas tienen la tensión alta.




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