El fallecido, que tenía 47 años y era vecino de Antequera, se había dado una friega con alcohol, que prendió al entrar en contacto con la llama
Pereció en el Hospital Carlos Haya, donde llevaba dos semanas ingresado.
La llamada que recibió uno de los operadores del 112 parecía concluyente: un hombre se había quemado a lo bonzo en plena calle en Antequera.
Sin embargo, la investigación policial se ha encargado de desmentir esta hipótesis. La víctima, J. V. C., de 47 años, se abrasó accidentalmente al encender un cigarrillo.
El viernes, murió a causa de las quemaduras.
Sin embargo, la investigación policial se ha encargado de desmentir esta hipótesis. La víctima, J. V. C., de 47 años, se abrasó accidentalmente al encender un cigarrillo.
El viernes, murió a causa de las quemaduras.
El suceso ocurrió a las nueve de la noche del pasado 6 de noviembre en la Cuesta Real, en la barriada antequerana de San Juan. Varios ciudadanos telefonearon a los servicios de emergencias para alertar de que había un hombre envuelto en llamas en plena calle.
La víctima fue evacuada en ambulancia al Hospital Comarcal de Antequera con quemaduras que afectaban casi al 80% de su cuerpo. De ahí fue trasladado a Carlos Haya, donde permaneció con vida hasta el viernes.
El fin de semana se le realizó la autopsia al cadáver en el Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga.
La investigación del suceso, a cargo de la comisaría de la Policía Nacional en Antequera, partió de la hipótesis inicial de un intento de suicidio, ya que todo apuntaba a ello.
Sin embargo, se comprobó que el hombre había comprado alcohol ese mismo día en un establecimiento del barrio de San Juan, donde vivía.
Los agentes que llevaron el caso descubrieron que el fallecido, al parecer, se había dado una friega con este producto por todo el cuerpo.
Hay que recordar que el alcohol de romero se ha usado tradicionalmente como un remedio contra agujetas, calambres, dolores musculares o articulares provocados por sobreesfuerzos o lumbalgias, así como por molestias causadas por corrientes de aire, frío o exposición a la humedad.
Todo parece indicar que el hombre salió a la calle tras darse una friega y encendió un cigarro.
La llama del mechero hizo prender el alcohol, de manera que el fuego se extendió por todo su cuerpo.
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