María Eugenia Sampallo, de 30 años, fue separada a los días de nacer de su madre. La joven es la primera de 500 casos que pide prisión para el matrimonio que la crió.
El Tribunal Federal Oral Nº 5 condenó con 8 y 7 años de prisión a Osvaldo Rivas y María Cristina Gómez Pinto, los apropiadores de María Eugenia Sampallo Barragán. Los jueces le dieron además 10 años al capitán retirado Enrique Berthier, el militar que la entregó. El juicio fue el primero que una hija de desaparecidos hace contra quienes la inscribieron y criaron como si fuera propia. María Eugenia había pedido que se aplicara a sus apropiadores el máximo de la pena prevista, por haberla privado de su identidad y del vínculo con su familia, de quien estuvo separada durante 24 años. Ayer, tras escuchar la sentencia, su abogado y las Abuelas de Plaza de Mayo criticaron la levedad de las penas: “Los jueces no entienden la gravedad de estos delitos”.
Pese a su tímida sonrisa, ha demostrado una férrea entereza a sus 30 años. María Eugenia Sampallo se ha convertido en la primera hija de desaparecidos de la dictadura argentina capaz de sentar en el banquillo de los acusados al matrimonio que se apropió de ella y, tras cambiarle su verdadera identidad, la hizo pasar por descendiente biológica.
Osvaldo Rivas y María Cristina Gómez Pinto, los apropiadores de María Eugenia Sampallo Barragán, condenados por la Justicia.
El abogado de la joven, Tomás Ojeda, ha solicitado 25 años de prisión para la pareja que la crió --Osvaldo Rivas y María Cristina Gómez-- e idéntica pena para el militar que la arrancó de los brazos de su madre a los pocos días de nacer, Enrique Berthier.
María Eugenia constató ayer, a la salida del juzgado, la dureza de la experiencia que le ha tocado vivir: "Son situaciones fuertes para todos, para mí, para mi familia y para otros jóvenes que están en la misma situación que he estado yo".
Ella es solamente una de los aproximadamente 500 bebés que, según datos de las Abuelas de la Plaza de Mayo, fueron arrancados de sus verdaderos padres durante la dictadura argentina (1976-1983) para ir a parar a familias afines al régimen.
La misma organización cifra en 88 los jóvenes que, secuestradas con pocos meses de vida, conocen ya su identidad. Pero Maria Eugenia Sampallo, hija de los militantes sindicales de izquierdas Leonardo Sampallo y Mirta Barragán, ha sido la única que, de momento, ha emprendido acciones legales. Nació dos meses después del secuestro de sus padres.
VERSIONES DIFERENTES
Con voz firme, solo mirando al fiscal y sin girarse en ningún momento para mirar al hombre que se hizo pasar por su padre, la joven declaró cómo llegó a conocer su verdadera identidad. Sus sospechas se desataron cuando tenía 22 años.
Sus padres contrataron a un psicólogo para que le explicara que era adoptada. Pero llegó a oír tantas versiones diferentes sobre sus padres biológicos que no pudo evitar relacionar su experiencia con lo que sabía que había ocurrido durante la dictadura.
Primero le contaron que murieron en un accidente. Luego que era hija de una azafata europea y también que su madre era una mucama de la familia que la había criado. "Me quisieron hacer creer que fui abandonada en el hospital militar", explicó María Eugenia que, tras finalizar la vista, se mostró esperanzada en que su denuncia "sirva para algo". "Espero que la sociedad deje de respetar que se roben niños", dijo.
VOZ QUEBRADA
Tras este baile de versiones, María Eugenia se puso en contacto con la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad y empezó el proceso de análisis genéticos. A María Eugenia solo se le quebró la voz al recordar cómo la mujer que se hizo pasar por su madre le recriminó que no reconociera lo que habían hecho por ella porque, de lo contrario, le dijo: "Estarías tirada en una zanja".
Leonardo y Mirta (padres de Maria Eugenia Sampallo Barragan) fueron secuestrados de su domicilio el día 6 de diciembre de 1977. Mirta estaba embarazada de 6 meses.
En el momento del secuestro también se encontraba junto a ellos el hijito del primer matrimonio de Mirta, Gustavo Rojas de 3 años, quién fue entregado por intermedio de la policía a su abuelo paterno, luego de estar más de 25 días desaparecido.
El matrimonio fue visto en el Club Atlético. Según testimonios de sobrevivientes, Mirta fue llevada a otro lugar para dar a luz.
En julio de 2000 María Eugenia, teniendo dudas sobre su identidad y creyendo que podía ser hija de desaparecidos, se presentó a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Co.Na.D.I.) y luego a Abuelas de Plaza de Mayo.
Se analizó en el Banco Nacional de Datos Genéticos del Hospital Durand y en julio de 2001, se confirmó que María Eugenia es la hija de Leonardo Sampallo y Mirta Barragán. Su caso se resolvió a través de la Co.Na.D.I. y de esta forma María Eugenia pudo conocer la historia de sus papás y reencontrarse con su abuela, sus tías y su hermano Gustavo.
Para el 19 de febrero está previsto el inicio del proceso oral contra el capitán Enrique Berthier y los civiles Osvaldo Rivas y María Gómez Pinto que se los imputa haber participado en la sustracción de María Eugenia de las manos de su madre y su padre, y de haber participado en su ocultación y retención.
También se los acusa de haber participado en la falsificación ideológica de la partida de nacimiento con la que se inscribió a María Eugenia como su hija biológica y con la que se obtuvo su documento nacional de identidad falso, suprimiendo así el estado civil y la identidad de María Eugenia.
A Enrique José Berthier se lo acusa de los mismos delitos, así como también de haber participado en la falsificación ideológica del certificado de nacimiento suscripto por el médico militar Julio César Cáceres Monie.
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