Vi el sagrado río Ganges, diosa y madre de la India, a su paso por la ciudad santa de Benares. De todo el país venían peregrinos a sumergirse en sus aguas en baños rituales de purificación.
Y en las escalinatas de sus orillas se agolpaban hombres y mujeres, niños y ancianos, de todas las edades, de todas las castas y clases, unidos por una misma fe.
Vi incinerar sus difuntos en las piras de cremación, y aventar sus cenizas en las aguas del río, al tiempo que entonaban un antiguo cántico:
“Como el hombre deja los vestidos viejos para tomar otros nuevos, así el espíritu abandona los cuerpos viejos y se interna en los nuevos.
Ni le hieren las armas, ni le quema el fuego, ni le mojan las aguas, ni le marchitan los vientos”.
En un país castigado por interminables sequías entre monzón y monzón, el agua no sólo es un bien sumamente apreciado sino que su llegada se agradece como si fuera un don divino. Así, a lo largo y ancho de la India, los ríos, lagos, estanques, manantiales, albercas y depósitos de agua detentan un carácter especial cercano a la sacralidad. Estas aguas dulces son el único recurso de que disponen para vivir millones de familias, cuyos medios de subsistencia están enraizados en la agricultura. Por eso los cursos y embalses de agua se respetan y se veneran, además de ser utilizados para la higiene cotidiana de sus habitantes, y para ejecutar ritos de purificación. Cada amanecer en la India es testigo de la afluencia masiva de los nativos a las aguas del estanque o río más cercano a sus hogares, para proceder a la limpieza corporal matutina, que al mismo tiempo es un lavado espiritual. Grandes escalinatas de piedra (los 'ghat') conducen al agua y sumergen sus gradas bajo la superficie, con lo que el devoto puede entrar con comodidad en el líquido elemento y practicar a conciencia sus abluciones. De todos los ríos sagrados de la India, el más sagrado es el Ganges. Con sus dos mil quinientos kilómetros de recorrido, desde la remota Gangotri en el Himalaya hasta su desembocadura en el golfo de Bengala, es el más largo y caudaloso del subcontinente. La mitología hindú ve en el Ganges la materialización en la Tierra de una divinidad femenina: Ganga Ma, o la Madre Ganga, diosa-madre de la India. Los relatos sobre su origen difieren, según sigan la tradición vishnuita o sivaita, pero esto es lo habitual en la complejísima teogonía brahmánica, donde dioses, diosas, ángeles y demonios tienen, como ocurre con los dioses del Olimpo, sentimientos y emociones semejantes a los de los humanos, combaten entre sí por la hegemonía o son presa de contradicciones, odios y pasiones amorosas. La leyenda más común es (resumida) la que afirma que Ganga era un río celeste, antes de descender a la Tierra a instancias de Brahma. La fuerza del choque de las aguas podría destruir la Tierra, a no ser que Siva lo impidiera. Irritada por la jactancia de Siva, que presumía de poder resistir su empuje, Ganga se lanzó con todo sus ímpetu sobre el dios, con la intención de arrastrarlo hasta las regiones infernales. Pero Siva extendió con la mano un mechón de sus largos cabellos de asceta, y pudo contener el golpe, apresando a la diosa en su cabellera. Más tarde la dejó escapar. Ganga dio tres vueltas al monte Meru, el ombligo del mundo, y se derramó sobre la tierra, con gran júbilo de los humanos, los dioses y las criaturas celestes, dividiéndose en los siete ríos del mundo. La diosa Ganga suele ser representada como una figura femenina que asoma su cabeza por la cabellera de Siva. Asociada a su afluente principal, el también sagrado río Yamuna, forma iconográficamente una pareja de jóvenes doncellas que suelen flanquear la puerta de entrada a los templos, de pie y adosadas a sus jambas. Ganga sostiene un cántaro con agua del río, se protege con un parasol, y cabalga sobre un 'makara' o monstruo acuático. Yamuna, a su lado, es muy similar en todo, excepto en que monta sobre una tortuga. Ganga está relacionada con la luna, y Yamuna con el sol. A lo largo de las riberas del Ganges se levantan poblaciones, monasterios y lugares santos, como Rishikesh, Hardwar, o Allahabad, la antigua Prayaga ('confluencia'), ciudad asentada en el punto donde el río Yamuna confluye con el Ganga. Pero la ciudad santa por excelencia, entre las que tienen el privilegio de ser tocadas por la bendición de sus aguas, es Varanasi o Benares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
DEJA TU COMENTARIO