Se cumplen 34 años desde que José Humberto Baena, fuera fusilado en Hoyo de Manzanares. Fue acusado de matar a un policía y condenado a muerte por un consejo de guerra sumarísimo. Hasta la ONU y el Vaticano intercedieron por la vida de este joven comunista, cuya familia ha pedido estos días al propio presidente José Luís Rodríguez Zapatero que se anula aquella sentencia y se sepa la verdad.
Xosé Humberto Baena, fue el último fusilado de un régimen agonizante junto a otros dos miembros del FRAP. Ni siquiera ha pasado a los libros de Historia, eclipsado por Juan Paredes Manot, alias Txiki, y Ángel Otaegui, los dos etarras también ejecutados aquel aciago 27 de septiembre de 1975.
El director Adolfo Dufour 'Septiembre del 75' pone su mirada sobre la condena a Baena y la lucha de su familia por limpiar su honor. No están solos. Amnistía Internacional y hasta el Ayuntamiento de su Vigo natal con los votos de PP, PSOE y BNG apoyan su causa.
El filme, presentado en la Seminci, repasa asimismo la fugaz historia del FRAP, el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota.
Baena creció en el Vigo obrero de la dictadura. A los 17 años empezó a estudiar Filosofía en Santiago y a participar en protestas. Expulsado de la universidad, se compromete con la lucha antifranquista tras la huelga general de 1972 y la ejecución a garrote vil de Salvador Puig Antich.
El FRAP era el frente de masas del Partido Comunista, facción marxista-leninista. Baena no había pasado de redactar esquelas y hacer pintadas, pero su llegada clandestina a Madrid coincidió con la decisión del grupo de pasar a la lucha armada.
El FRAP reivindicó tres asesinatos de miembros de la seguridad del Estado. «Baena siempre dijo a su familia que era inocente».
Pasó 25 días incomunicado y fue juzgado, siendo civil, por un tribunal militar en un consejo de guerra. «La única prueba era su confesión, que nunca recordó haber hecho, obtenida tras días de torturas», se indigna el director. En la noche del 26 de septiembre, el Gobierno conmutó seis penas capitales.
La Ley de Memoria Histórica tampoco ha atendido las reclamaciones de la familia, que sigue agotando instancias. 'Septiembre de 75' recoge las conmovedoras cartas del preso, leídas por Alberto San Juan. En la última que escribe, sentencia: «Que mi muerte sea la última que dicte un tribunal militar».
Flor afirma que la condena se basó en una confesión firmada por él tras horas de tortura, no se tuvieron en cuenta las pruebas que le absolvían y al abogado no le dejaron ni siquiera hablar.
Este es la última iniciativa que le queda a Flor para pedir que su hermano “deje de ser un asesino y sea considerado un asesinado”. El próximo paso será acudir al Tribunal de Derechos Humanos de la ONU.
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