El Banco de Semillas Svalbard, también conocido como la “Cámara del día del juicio final”, supone una iniciativa para asegurar el futuro agrícola. En lo profundo de una montaña congelada hay millones de semillas procedentes todo el mundo.
Además de glaciares y casquetes de hielo, poco crece en las islas de Svalbard en Noruega, situadas al sur del Polo Norte, y la vegetación es escasa. Pero debajo del hielo, de la nieve y de la oscuridad se esconde una de las colecciones de semillas más grandes del mundo.
La infinita cantidad de cajas de semillas se almacenan en el Banco Global de Semillas Svalbard, en la isla de Spitsbergen, cerca Longyearbyen, el pueblo más norteño del mundo. La cámara abarca compartimientos tan grandes como piscinas talladas en la roca congelada a unos 100 metros dentro de la montaña a los que se puede acceder mediante un túnel.
Las millones y millones de semillas que allí se almacenan son importantes variedades únicas africanas y asiáticas para alimento, tales como maíz, arroz, trigo y sorgo y variedades europeas y de América del norte y del sur de berenjenas, lechuga, cebada y patatas. Este tesoro congelado significa para el ser humano un banco de último recurso y proporciona un respaldo en caso de alguna catástrofe natural, daño medioambiental o en caso de que alguna guerra agote la diversidad de las cosechas.
“El arroz es probablemente el comestible de cultivo más importante del mundo, y las variaciones son enormes”, dice Ola Westengen, Jefe de Explotación en Nordic Genetic Resource Centre, la organización responsable de las operaciones de la cámara. “El primer paquete contenía semillas provenientes de 123 países”.
La cámara recibe depósitos de bancos de semilla de todo el mundo. Las semillas son posesión de los bancos, pero la cámara es propiedad del gobierno noruego, el cual también la financia, mientras que sus operaciones son financiadas por Global Crop Diversity Trust. Cary Fowler, Director Ejecutivo de Trust, compara la cámara a una póliza de seguro. Asegurará por muchos siglos las semillas que hoy hay disponibles y que representan la variedad importante de la cosecha y puede ser un recurso inestimable para recobrar la producción agrícola como consecuencia de desastres naturales o provocados por el hombre. También es una protección en caso de escasez de semillas.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, en el último siglo se ha perdido un 75% de la biodiversidad de las cosechas. Por ejemplo, un 80% de los tipos de maíz que existieron en la década de los años 30, hoy ya no existen y, durante el siglo veinte, la variedad de los Estados Unidos disminuyó de casi 600 variedades a alrededor de 30.
Pero, por si no fueran suficientes las medidas de seguridad artificiales, la cámara está en medio de la tierra del oso polar, lo que actúa como un impedimento extra para los visitantes indeseados. Estas circunstancias son las que separan a Svalbard de otros bancos de semilla, ya que muchos tienen sus bases en áreas inestables. Por ejemplo, en naciones destrozadas por la guerra, como Afganistán e Irak, los bancos de semilla se han destruido y saqueado durante estos últimos años. Otros han sido destruidos por desastres naturales. Eso no sucederá aquí. En Svalbard todo se ha planeado meticulosamente. La capa permanente de hielo que caracteriza el paisaje ofrece un ambiente de congelación natural, pero no proporciona el frío suficiente.
Si se almacena correctamente y se mantiene una temperatura de -18 grados centígrados, algunas de las semillas en la cámara pueden durar hasta más de 1.000 años. El diseño de la cámara también considera los peores pronósticos del calentamiento global. Está situada a casi 130 metros sobre el nivel actual del mar para asegurar que no sea inundada incluso si se cumplieran los pronósticos más pesimistas sobre el crecimiento del nivel del mar.
La cámara tiene capacidad de almacenar 4,5 millones de muestras de semillas, cada una con un promedio de 500 semillas. En la inauguración se depositaron unas 270.000 variedades de semillas. Pesaban alrededor de 10 toneladas repartidas en 676 cajas.
Las condiciones de la capa permanente de hielo hacen que Svalbard sea un lugar geográficamente ideal para la cámara global del Banco de Semillas de Svalbard. Sin embargo, la capa permanente de hielo tiene un promedio de temperatura de unos -4 grados centígrados, pero se necesita una temperatura estable de -18 grados para asegurar la supervivencia de las semillas a largo plazo. Para asegurar esta temperatura óptima, Brødrene Dahl suministró una solución de enfriamiento instalada por Spitsbergen VVS bajo contrato con el gobierno noruego.
La solución implicó cuatro aero-refrigeradores de Alfa Laval instalados dentro de la montaña: dos aero-refrigeradores grandes, que se sitúan en el piso para asegurar la refrigeración y dos aero-refrigeradores más pequeños que cuelgan del techo y se ponen en marcha cuando los otros dos se desconectan.
Los refrigeradores tienen una capacidad total de 45 kilovatios. “Este fue un proyecto único por muchos motivos”, dice Jan Kristiansen de Brødrene Dahl. “Puesto que las condiciones árticas son extremas, necesitábamos productos de alta calidad con funcionalidad óptima. Ésta es la primera solución con la que hemos trabajado que se instalaría y operaría dentro de una montaña ártica, que en ya de por sí aumenta la exigencia de los productos. Por ello optamos por Alfa Laval. Además de los productos, también podían cubrir nuestras demandas de soporte técnico durante la instalación”.
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